Bajo mínimos
Aunque damos por hecho que vivimos en lo que se ha dado en llamar “sociedad de derechos” nos hallamos aun de camino hacia ella. Solo así se explica que Ángel Hidalgo (en la foto), que ha cumplido los setenta años y debe respirar con asistencia de una bombona de oxígeno, carezca de ayuda institucional. Pude ver la tarjeta de la seguridad social que le certifica un 67% de discapacidad. Hablé con él un rato (y le di una ayuda) para hacerle un par de fotos, conocer su historia y separarlo con gararantías de los falsos mendigos que no escasean en mi barrio. Según me dijo, la Cruz Roja le llena la bombona, así que - al menos - el estado de derecho alcanza para evitar que muera asfixiado. Pero no dispone de subsidio aunque le han prometido uno desde hace meses. En teoría, cualquiera tiene derecho a recibir ayuda apartir del 50% de discapacidad. Y nadie le ha negado ese derecho; lo que no acaba de llegar es el dinero. Su situación es tal que debe mendigar para todo lo que no sean los escasos recursos de techo y alguna comida diaria que se brinda a los indigentes en Barcelona. Cargar con ese pedazo bombona en el carrito de la compra (una más pequeña le duraría poco) le obliga a escoger sus rutas de transpoprte público en función de si hay accesos adaptados. A su edad, no es cosa baladí verse condenado a arrastrar ese trasto. Esta es, pues, una imagen de denuncia. Él no se hizo la víctima la mitad de lo que acostumbran los profesionales del ramo y se plantea la situación como transitoria. Pero ahí está para recordarnos que la “sociedad de derechos” todavía está en obras.
Cámara Canon Powershot G12, a pulso.
Iso:200
Exposición (v):1/80 segundos
Apertura (f):2.8
Luis Ruiz