Mi viejo Yashica 50 mm, 1.9 adaptado a la EOS 6D sigue dándome alegrías. El trípode en esta ocasión resultó fundamental para retratar este rincón de mi tierra que visito con placer siempre que tengo la oprtunidad
Me encanta esa añeja umbría del color de la esperanza, con la luz aguardando al final del camino como en un sueño de muerte feliz.
Sin una exposición lenta los detalles del tronco en la densa sombra se hubiesen perdido. El trípode es una gran cosa, pero a veces me pregunto si veremos el día en que les enseñen a caminar solitos, a nuestra vera, que por patas no quedará, pardiez.
Salvador Solé Soriano