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Txema Bacaicoa (Colectivo IS) :hace 7 años Efectivamente, de eso se trata. Si como promueven algunos puristas, mostráramos las fotos sin título ni comentario, cada espectador vería una cosa diferente en función de su propio criterio o estado de ánimo y eso sería casi como si el autor renunciara a su propia autoría para cederla al espectador. Un título, unas palabras explicando la foto, orientan sobre lo que el autor ve o siente cuando la hace. Luego, quien mira, podrá estar o no de acuerdo con ese sentimiento, pero la foto ya no será suya salvo que se decida buscar el lugar y hacerla el mismo. Pudiera ser que entonces su estado de ánimo coincidiera con el del autor de la foto que le empujo a buscar la localización y sienta entonces lo mismo... o no

Salvador Solé Soriano :hace 7 años ¡Exacto, Txema! Me falta cabeza para asentir. Hay fotos que, en efecto, se explican solas porque son muy explicitas e inequívocas. Pero incluso esas ganarán valor si añadimos un buen título y unas líneas salidas del alma que la creó. En el caso opuesto a la foto explícita tenemos imágenes incomprensibles que, cuando no van acompañadas de algún tipo de aclaración, solo demuestran egolatría y desprecio por el espectador al que se ha dejado sin elementos de juicio para que se sienta idiota o burlado. Por eso pienso que, en todos los casos, un título cabal y ni que sea línea y media de texto de apoyo, no solo completa la obra si no que es un gesto de cortesía y una muestra de voluntad de comunicar. Quien no desee comunicar es libre de abstenerse de mostrar nada. Pero mostrar sin facilitar explicaciones sobre lo que no es obvio en la imagen (y tiene alguna relevancia en la misma) me parece incivico.