Vaya partido que le estás sacando a esa negación de la profundidad de campo; una serie que auna poética a espectacularidad. Yo hubiese descentrado la flor que aquí aparece en el medio pero, en realidad, la situación de las otras ya dinamiza el encuadre. Los colores son extremados y eso proporciona un pelotazo visual que atrae la vista inevitablemente. Las formas (estrelladas, expansivas) añaden vitalidad al encuadre. Me gusta un montón.
Salvador Solé Soriano