Una toma impecable y una edición que recuerda los buenos HDRs donde ni las sombras más densas ni las luces más altas están exentas de detalle y el color se aproxima mucho a lo real. Foto aparte, llama la atención que un entorno tan idílico tenga un nombre tan tétrico. Supongo que, a los lugareños, el cauce umbrío les daba "yuyu" y no se les ocurrió bautizarlo de otro modo. Eso invita a reflexionar sobre como mentalidades distintas perciben de forma radicalmente distinta los mismos entornos; el paraíso de unos es el infierno de otros.
Salvador Solé Soriano