Es como el espíritu de la abeja. Tiene tantos defectos técnicos que alcanza la excelencia ¡Lástima que ninguno de los efectos estéticos conseguidos sea voluntario! Si fueses un gran fotógrafo, esta foto la podrías vender como canela en rama. Y es que algunos de los grandes fotógrafos hacen fotos como ésta porque ya no tienen que demostrar nada y todo lo que sale de sus cámaras es agua bendita. A mí la foto me gusta, aunque supongo que pretendías lograr mayor detalle y mejor iluminación.
Salvador Solé Soriano