Es un mérito sacarle belleza a los sufridos rincones que castigamos con nuestro incivismo; los muestra como deberían ser y nos recuerdan lo que nos perdemos. No sé si el árbol, por el mismo precio, se podría haber ubicado visualmente más a la derecha, para evitar un fondo que lo estorba. Pero luce la mar de bien en su reflejo.
En mi opinión Lucas, el reflejo salva la foto. Como ya te dice Salva, el árbol queda medio escondido con la montaña de detrás y ya sabes lo que opino sobre los amaneceres y atardeceres, espectaculares pero con poco poso.
Entiendo que hay que sacarle partido a lo que tenemos a mano y te admiro por tu perseverancia. Eres inmune al desánimo.
Un abrazo
Salvador Solé Soriano