Yo también soy un gran partidario de los encuadres cerrados. Aunque la composición de este no es espectacular, la edición resulta tan fina que la espectacularidad viene por ahí; la nitidez, la luminosidad del agua, la naturalidad de los colores... Una gozada.
Cerrando el otoño y abriendo los sentidos. Pareciera que uno estuviera allí escuchando el sonido del agua y el crujir de la hojarasca bajo los pies.
FOTÓN
Salvador Solé Soriano