El cielo y su reflejo en el agua son indudablemente bellos. Sin embargo, opino que el duro entorno urbano de esta zona contrarresta un tanto su estética. Sé que semejantes espectáculos rara vez dan margen de tiempo para correr hasta un lugar más adecuado y, o lo pillas allí donde sucede, o te arriesgas a que, cinco minutos después, se haya desvanecido la magia. Fotos como esta son un testimonio que retienen el instante de belleza, aunque no se pudiesen controlar otros elementos del encuadre.
Salvador Solé Soriano