¡Y dolorosas! porque esa especie (la Chova piquigualda) nunca he podido fotografiarla bien. Y ella la tiene ahí, en el pie; como se descuide se le sube a la rodilla. Ya por eso juraría que la foto no está hecha en España; como cerca, los Alpes. Simpática estampa y buen documento de como ciertas especies se adaptan al ser humano, siguiendo los íntimos designios de su estómago.
Muy buena, y la pose del ave (que desconozco) con esa mirada...fabulosa. Al fondo tambien se quedaron con la situación.
Un buen momento muy bien captado, enhorabuena Txema. Un abrazo.
José Arcos Aguilar