Busto de Chova piquigualda con guarnición
Años atrás ya subí una imagen más convencional de esta especie, pero en mi reciente viaje a Marruecos conseguí esta imagen que aporta cierto juego compositivo al documento.
Podemos encontrar a la Chova piquigualda (Pyrrocorax graculus) en macizos montañosos desde los 600 m (como muy abajo, en los Balcanes) hasta los 8.235 m en los Himalayas (Nepal). En España rara vez se la ve por debajo de los 1900 m y, obviamente, todas las cimas superiores a esa altitud quedan dentro de su hábitat. Se distribuye por una franja de territorios altos ubicados en climas templados desde el N.O. de la península ibérica hasta el centro de China. De punta de pico a punta de cola mide entre 34 y 38 cm. Con la alas abiertas, su envergadura es de, aprox., 70 cm. Machos y hembras presentan idéntico aspecto. Pertenece a la familia de los córvidos y se alimenta de invertebrados diversos en verano. En invierno pilla lo que puede; semillas, bayas de diferentes arbustos y basurita de origen humano; queso, patatas fritas, galletas… Ha mostrado una especial predilección por las pasas sultanas (no es broma). Por eso y por su inteligencia córvida, es un ave que se acerca al ser humano en las estaciones de esquí y lugares concurridos de la alta montaña, a ver si se les cae algo del bocata. Está imagen está captada en Oukaimeden, a 2700 m.s.n.m. en una estación de esquí (ya sin nieve a primeros de marzo) en el Atlas marroquí. Las aves frecuentaban una extensión de basura que cada mañana ofrecía nuevos bocados, de manera que había cierta regularidad en este desafortunado servicio de catering, aunque ventajoso para poder retratar aves generalmente poco colaboradoras.
Cámara Nikon D500 con objetivo Sigma 150-600 mms. Sport f; 5.0 - 6.3, apoyado en ventanilla de vehículo.
Velocidad; 1/250 de segundo, f: 6.3 e iso 500.
Txema Bacaicoa (Colectivo IS)