Dormitorio de abeja
Es muy difícil identificar a muchas abejas por su especie, incluso por su género. Los entomólogos tienen que examinar sus genitales para decidir qué etiqueta específica colgarles. Provisionalmente las meten en el cajón de las "apiformes". Lo seguro es que esta que sestea un fresco día de primavera en el cáliz de una compuesta no es una melífera, tal vez un tipo de abeja solitaria, un halíctido o una especie de Andrena.
Algunas orquídeas silvestres de las sierras de Jaén no sólo ofrecen un refugio a las abejas, sino un dormitorio con seguridad nocturna y temperatura regulada, a cambio de que transporten su polen.
Se atribuye a Einstein la frase de que si las abejas desaparecieran también feneceríamos nosotros, pues su trabajo como polinizadoras de los cultivos es impagable.
Las melíferas pasan un mal momento en nuestro entorno, puede que por enfermedades propias o por el abuso de los pesticidas, pero consuela ver la increíble diversidad de formas, tamaños y modos vivendi de estos laboriosos insectos, capaces de anidar en una flor, un agujero en la madera, en el suelo, en la tierra... de construir nidos con hojas de rosal bien cortadas (Magachile sp.), con poliéster biológico o ceras, capaces de perder las alas y de parasitar a otros insectos (mutílidos). Aunque llevo años observando y coleccionando fotografías de himenópteros (ya jugaba peligrosamente con ellos de chico, en una fuente renacentista o en una alberca, y les construía jaulas sádicas) todavía me resulta difícil no confundir a ciertas abejas con avispas y viceversa... Apiformes y vespoideos pueden ser de todos los tamaños y colores, y tan sofisticadas como sus parientes himenópteros (las hormigas). En realidad, una hormiga es como una avispa o una abeja, sólo que más evolucionada y disciplinada... Ha economizado el aguijón, y eso la hace menos emocionante.
La foto es de hace unos días en la loma de Úbeda.
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Cámara:PENTAX
Modelo:PENTAX K200D
Iso:100
Exposición (v):1/125 segundos
Apertura (f):8
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Salvador Solé Soriano