La gente del río
El Madre de Dios es un afluente del río Guaporé, que a su vez es afluente del Madeira, que desemboca en el Amazonas. Podría pensarse que el afluente de un afluente de un afluente del Amazonas sería un río modesto pero el Madre de Dios, a cientos de kilómetros de su unión con el Guaporé, ya tiene tramos cuya anchura excede la de cualquier río europeo. Y es que se trata de una de las cuencas fluviales más monumentales del planeta. Las selvas que alimenta están habitadas, en distintos grados de densidad, y los ríos sirven como principal vía de comunicación entre las comunidades indígenas. Tomé está foto en el cauce “alto” (400 mts. sobre el nivel del mar) del Madre de Dios a su paso por el Parque Nacional del Manu (Perú). Los indígenas viven básicamente de las pesca y la agricultura. Aunque, en el Manu NP, todavía subsisten tribus “no-contactadas” que se hallan protegidas por la legislación del parque (que prohíbe contactarlas) la inmensa mayoría de indígenas comercian con “el hombre blanco” y cada cierto tiempo llevan parte de sus cosechas a los mercados de la zona y a las playas donde los plátanos y otros productos similares son recogidos por camiones que los llevan, a través de pistas de barro, hasta la “civilización”. Bajábamos el río en una lancha a motor en dirección al Manu Amazon Lodge y nos fuimos cruzando de tarde en tarde con las gentes del río que todavía se preguntan qué gracia le encontramos a algo tan incomprensible como “ver pájaros”. Pero éste turismo, aunque en pequeña medida porque no tiene nada de masivo, beneficia a las comunidades que se hallan cerca de los lodges ya que a ellas se les compra la fruta y el pescado. Y también de ellas salen, de vez en cuando, excelentes guías ornitológicos.
Cámara Nikon D300 con objetivo Sigma 150-500mms. f:6.3, a pulso.
Luis Felipe García Bergara