Al anochecer, con una larga exposición y metido en faena, al moverme le di con el pié a una de las patas del trípode, luego la repetí, por supuesto, pero curiosamente, esta me gusta mas
En mi articulo sobre "La Chiripa" pongo un ejemplo muy parecido; un golpe involuntario al trípode da un resultado tan agradable como inesperado: y le puedes propinar diez patadas más sin conseguir mejorar este efecto. Soy gran partidario de aquellos recursos que nos permiten versionar la realidad y mostrárnosla distinta de aquello que habitualmente percibimos. La frecuencia de la vibración en las luz de las farolas añade la gracia de que las líneas estén compuestas por puntos; estupendo efecto.
Salvador Solé Soriano