Y la memoria (es bien sabido) se reescribe continuamente conforme pasan los años; un matiz aquí, un olvido allá, una hibridación con otro recuerdo... Y es que la memoria es tan orgánica como el cerebro que la almacena. Esa es una de las razones filosóficas por las cuales me fascina la fotografía; si no la manipulas ex-profeso o inadvertidamente (una edición pasada de vueltas) se conserva inalterada y así le sirve de ancla a la memoria; una especie de muleta, bienvenida para quien desee conservar intactas ciertas cosas. La foto tiene un curioso tratamiento del color y mucho cuerpo en piedra y nubes. Lo mejor, a mi ver, el encuadre; lo encuentro exquisitamente equilibrado.
Salvador Solé Soriano