Quizás menos limpia que la anterior ya que hay otros elementos en la composición que atraen la vista pero compensa el hecho de que el entorno quede mejor representado y, además, hay una gran elegancia en pillarla justo cuando instala la hebra que sostendrá la crisálida; un momento clave, el primer paso hacia la metamorfosis.
Los reflejos distraen un poco, pero la rama y el hecho de la posición de la oruga, completa muy bien la escena. Un colorido espectacular la de la oruga.
Salvador Solé Soriano