Esas cinco ramas rectas, casi todas con la misma inclinación, peladas y espinosas, no serían suficiente motivo por sí mismas, pero con la presencia del Serín, se convierten en digno escenario para un sujeto que le aporta a la foto una pincelada de vida y color. No me parece mal que el pájaro quede pequeño y lejano; es la manera de conseguir mayores posibilidades compositivas que las que ofrecen los primeros planos. Por último, el degradado gris del cielo me parece un digno fondo, muy apto para que sobre él luzca el amarillo.
Esas ramas verticales, en cierta diagonal, la suavidad del fondo y el bonito pajarillo coronando lo más alto, como el que supervisa su reinado, hacen que esta sea una toma excelente para mi gusto. Saludos
Salvador Solé Soriano