Alegoría de la Esperanza
A diferencia de los charcos, las personas no somos ni lógicas ni automáticas. Si el cielo debería ser de bellos colores, aunque no lo sea, creemos en esos colores. Semejante operación del alma se llama esperanza. En los malos tiempos solo la esperanza, mejor o peor basada en la ley de probabilidades, nos impulsa. Sentimos que, al mantener la esperanza, invocamos aquello que deseamos. Y cuando la esperanza es lo suficientemente fuerte, podemos actuar como el charco de la foto y animar el paisaje. Si todos brillásemos con esa voluntad de mejora, el paisaje entero estaría bien coloreado; el mundo sería tan superior a lo que conocemos que hasta cuesta de concebir.
Cámara Canon EOS 20D con objetivo Sigma 10-22mms. a pulso y procesado con Photoshop.
Luis Felipe García Bergara