Esta ave (¿Salva?) destacaba por su color, encima al tocarle el Sol se veía muchísimo dentro de un "recinto" donde las demás aves eran de tonos menos llamativos. Que pureza de color.
Es el Corocoro rojo (Eudocimus ruber) de la familia de los ibises americanos. Aunque se podría camuflar en un campo de amapolas, su estrategia no es el camuflaje, ya se ve. Vive en zonas de influencia atlántica del norte de Sudamérica (Venezuela, Brasil...) y, como todavía no he podido visitar ese territorio, es una especie que no he visto. El contraluz (muy bien compensado) le da cierta transparencia y lo hace todavía más irreal.
Salvador Solé Soriano