La montaña mágica
No me estoy refiriendo a la obra cumbre de Thomas Mann que tiene muy poco de montañero (narra la decadencia de la sociedad burguesa previa a la Primera Guerra Mundial), sino a esos momentos que a veces nos regala la alta montaña.
Pasó la noche y el frío intenso del amanecer, la nieve está en perfectas condiciones y los crampones penetran a la perfección con ese crujido característico que proporciona seguridad al alpinista, el cielo es tan increíble que parece haber sido pintado sobre un lienzo para servir de decorado... Son pocos los momentos como éste que se disfrutan en la alta montaña, pero son tan intensos que tienen la capacidad de hechizar a quién los experimenta. En la imagen se observa una cordada ascendiendo al pico Félik (4176 m) en el macizo de Monte Rosa. Un saludo.
Nikon D80, ropa de abrigo y todo el material de montaña necesario para ascensiones glaciares
Salvador Solé Soriano