la virgen y la peluca
Que “todo está inventado” es cierto. Pero también lo es su contrario: “la imaginación no tiene límites”. Todo depende de cada uno, del momento y de sus circunstancias. Trocear una fotografía no es nada nuevo, pero es una técnica que todavía no había experimentado. Descubrir las fotos de David Hockney me ha animado a hacer este primer intento.
Una modesta virgen, cuyo único argumento visual es su pelo natural, se convierte en una cara a medida, en mi opinión bastante más atractiva que la original.
Aunque no soy muy religioso, no pretendo que la imagen sea ninguna crítica. Simplemente es un juego visual en torno a una especie de retrato. Una muestra de cómo existen otros tipos de manipulaciones más explícitas y, por tanto, más sinceras.
Técnicamente, este tipo de composiciones, al igual que en pintura, se presta a un inconformismo permanente, que hace difícil que uno acabe de estar del todo satisfecho con el resultado final. Hockey las trocea en rectángulos bastante similares en tamaño. Yo, en cambio, sin mucha reflexión, todo sea dicho, la he troceado en tamaños y formas irregulares.
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Cámara:Canon
Modelo:Canon PowerShot G1 X Mark II
Iso:800
Exposición (v):0.04 segundos
Apertura (f):3.9
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Txema Bacaicoa (Colectivo IS)