Dama dama II
Una pausa en el aviario de la India.
El gamo y el corzo se están extendiendo por Catalunya y - en ausencia de depredadores naturales y de suficientes cazadore - localmente pueden constituir una plaga. Es lo que sucede cuando desequilibramos los ecosistemas, algo que ahora ya hacemos a sabiendas y - como sociedad - nos importa un carajo; primero, el dinero. En la pandemia mucha gente tuvo que elegir entre proteger del Covid-19 a sus mayores y tomarse unas cañas en el bar. La gente anciana no son gamos, pero perdieron el concurso. Todavía hoy, al grueso de la sociedad se la trae floja el equilibrio ecosistémico que, para tantas personas, es solo una abstracción propia de ecolocatas abrazachopos.
La ciencia cada vez entiende mejor la gran red de la vida pero solo puntualmente actuamos en consecuencia para conservarla, responsabilidad que hemos adquirido junto a la capacidad de destruirla.
Dicho lo anterior, que conste que, al menos en los Aiguamolls de l’Empordà (Girona) no he percibido que los gamos se estén comiendo el campo; no veo más ejemplares que antes (percibo ciclos) y a veces ni siquiera alcanzo a divisar uno. Allí, donde hice esta foto en mayo del 2024, hace varias décadas que se reproducen en aparente armonía con el resto de fauna y es un lugar donde, con suerte, los puedes retratar poniendo una nota anranjada en el paisaje. En otoño, el naranja pasa desapercibido entre la vegetación seca pero en primavera, destaca.
Cámara Nikon D500 con objetivo Sigma 150-600 mm (sport) f: 5.0 - 6.3., apoyado en ventana de observatorio. 1/500 de segundo, f: 6.3 e iso 500.
Lucas Gutierrez Jiménez