Turista al sol
En zonas tan saturadas de turismo como el barrio gótico de Barcelona, son much@s l@s vecin@s que ponen el grito en el cielo a causa de esa invasión de lo que, de otro modo, sería un barrio taciturno con buenos rincones apestosos donde sufrir atracos a navaja. Así era cuando, hace 26 años, vine a vivir aquí; un culo de saco habitado por quienes habían vivido aquí desde siempre y se iban muriendo a marchas forzadas. Los alquileres eran muy bajos porque, a pesar de ser el epicentro histórico de la ciudad, a nadie le seducían esos callejones con olor a orina donde algún que otro yonki viajaba sin levantarse del suelo. Hoy las inmobiliarias pujan aquí ferozmente para habilitar “luxury lofts”, más y más hoteles, tiendas y establecimientos de todo pelaje. Como siempre, el punto medio, cuando las calles se volvieron más seguras pero sin congestiones turísticas, pasó inadvertido entre 1992 y 2000. Ahora los grupos borreguiles de procedencia internacional se fastidian mutuamente el derecho de tránsito en estas cuatro calles que no salen de su asombro ante tanto éxito. Yo, como buen futurero (dícese del que prefiere mirar hacia adelante) aprovecho esa afluencia de gente para sacar algunas fotos. Admito que todavía le saco poco provecho para el que se ofrece; mongoles, australianos, botsuanas… lo que quieras, todos los días.
En las gafas de la chica se ve una casa (aquella donde vivo) con cinco hileras de tres ventanas; yo estaba en la ventana central de la fila más alta. Como autorretrato ha quedado algo lejano, así que lo presento cual retrato de turista.
Cámara Nikon D7100 con objetivo Sigma 150-600 mms. f; 5.0 - 6.3, a pulso.
Iso:100
Exposición (v):1/1000 de segundo.
Apertura (f):6.3
marta Liber